Ayer, a los 88 años, murió en su casa el escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2008). Uno de los autores más editados, traducidos, leídos, influyentes y queridos en Latinoamérica y en España se despidió dejando una prolífica obra que marcó a varias generaciones. A lo largo de su trayectoria recibió muchísimas distinciones, tanto por su obra literaria como por su compromiso ideológico y político: Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), Premio Iberoamericano José Martí (2001) y Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005).
El recuerdo de Darío Grandinetti recitando "No te salves", o aquel viejo marinero interpretado por el mimísimo Benedetti declamando un poema suyo en alemán, acodado sobre la barra de un burdel, en una escena de "El lado oscuro del corazón";
Benedetti supo construir una voz poética llana, franca, clara, y honda para hablar de la vida cotidiana del hombre común, en la que esa suma de instantes,"o sea cada partícula de polvo es también un copioso universo". Retrató con maestría ese mundo rutinario habitado por personajes a los que detrás de esa monotonía les suceden cosas importantes -viven, sufren, se enamoran, luchan, se traicionan, sueñan, trabajan, mueren-.
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