Hay un desafío importante de inclusión desde el punto de vista socioeconómico: tenemos un 25 por ciento de la población bajo la línea de pobreza, que en niños y jóvenes se duplica, y lo preocupante es que la Argentina acomodó su crisis de 2001 con un piso de pobreza altísimo que nunca habíamos visto. No puede ser que lo que importe sea tu cuna, el lugar donde naciste, y no tu esfuerzo, tu talento y tu capacidad. La educación debe ser una igualadora de oportunidades y una dotadora de justicia social. La experiencia de estos años nos demostró que cuando hay procesos de deterioro social y económico, también hay procesos de deterioro en las posibilidades que da la educación como igualadora. La educación por sí misma no resuelve nada, resuelve poco o resuelve en términos individuales. En una sociedad tan desigual como la de la ciudad de Buenos Aires, en donde los datos de diferencia de norte y sur son la diferencia entre Bruselas y Bombay, realmente la educación tiene ahí mucho que hacer para integrar, incluir y brindar calidad de vida a las personas.
Por Mariano Naradowski. Continuar leyendo....
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