Origen del día del trabajador
El trabajo del docente
Estamos convencidos que el acto de educar es un acto político, un acto de liberación, y proponemos recuperar aquí la “esperanza”. Esperanza en cuanto a la actitud que debe motorizar la acción de quienes nos encontramos inmersos en este escenario contemporáneo.
Debemos: “ampliar lo pensable y hacerlo posible”, proyectar a futuro otros valores diferentes a los dominantes, construir una alternativa, proponer nuevas lecturas, nuevas miradas. La esperanza entonces, debe nutrir nuestra acción.
¿Cómo vamos a fomentar la construcción de una conciencia crítica en los jóvenes si nos permitimos caer en la desesperación y la desesperanza?
Generar la inquietud problematizadora, ¿no es esto acaso, el comienzo obligado de del proceso de construcción de conocimiento? ¿Pero, por qué es tan difícil llevarlo a la práctica? Es necesario tener persistencia y reflexionar sobre las prácticas llevadas a cabo, examinar los supuestos, los valores determinantes. Habrá que romper entonces con el pensamiento hegemónico, buscar nuevos argumentos, nuevos pensamientos que cuestionen las realidades absolutas.
Los educadores no podemos “imponer” en el aula nuestra propia lectura del mundo, ya que habrá una enorme divergencia en cuanto a las visiones que pueden tener las personas sobre el mundo y la vida misma. Debemos trabajar en el aula, de manera que los alumnos puedan expresar sus propios argumentos, escuchar ideas contrarias, cuestionarlas, debatirlas, reformularlas y justificarlas desde sus vivencias, sus creencias, y que sean capaces de indagar más allá de lo propuesto por el docente.
Debemos favorecer el pasaje de la conciencia ingenua a la conciencia crítica, ya que poniendo en cuestión lo establecido, se abrirán nuevos caminos, nuevas visiones sobre el mundo, sobre la propia existencia.
¿Cómo haremos nosotros, futuros docentes, para llevar esta idea a las aulas? ¿Cómo haremos para formar ciudadanos críticos, que sean capaces de leer un artículo en el diario, y entender no sólo lo que dice, sino lo que no dice? ¿No enseñaremos en escuelas ideales en las que los jóvenes asistan a clase pensando que la educación es la mejor opción que uno puede tomar en la vida. Nos encontraremos con jóvenes, en muchos casos, sumergidos en una realidad socioeconómica muy triste y golpeada. Debemos comprender, para transformar.
No nos olvidemos que ser docente se elige, y es esa elección la que nos debe hacer reflexionar: por qué estamos frente al aula?. La respuesta es simple, por los alumnos.
Tengamos esto presente siempre.